viernes, 31 de mayo de 2019

RUTA 19: SERIES EN EL BARRIO DE LA ESTACIÓN



“Siembra un acto y cosecharás un hábito.
Siembra un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra un carácter y cosecharás un destino.”
Charles Reade


     Lugares de interés turístico durante el recorrido: plaza de la Paz y entorno monumental, Barrio de la Estación.









     ¿Necesitas realizar tu puntual entrenamiento de series de cara a un próximo objetivo pero te aburre hacerlo siempre sobre el monótono tartán de la pista? ¿Estás de visita en la Rioja Alta y quieres un entreno de velocidad en un entorno único que te lo pondrá más fácil?
     Pues estás de suerte.
     En Haro, además de disponer de una excelente pista de atletismo a disposición de todos los aficionados locales y visitantes, puedes realizar un completo entreno de series, esos que dicen  son indispensables para nuestro progreso como runners, en el corazón mismo de nuestro emblemático Barrio de la Estación. No es, desde luego, el único lugar posible fuera de la pista, pero es mi preferido, pues a un entorno privilegiado suma un trazado compuesto por dos rectas, más una subida y una bajada. Más completo, imposible. Además, está muy cerca del centro urbano, por lo que no perderemos mucho tiempo en un desplazamiento que podrá servirnos de calentamiento previo.



Plaza de la Paz, con el ayuntamiento al fondo. Inicio y fin de todas las rutas sugeridas en este blog.


     Tras comprobar que nuestros cordones están perfectamente atados y nuestro GPS funcionando, partiremos (¡cómo no!) desde la emblemática plaza de la Paz, frente a la fachada neoclásica del ayuntamiento jarrero. Descenderemos con trote suave por la calle Navarra, la que parte a nuestra derecha en dirección al Barrio de la Estación. Tranquilos, que la velocidad tocará en unos minutos. Disfrutemos de las vistas. Si el día está despejado, podremos distinguir en el horizonte el escarpado perfil de los Obarenes, en especial los picos de Cellórigo, como una clara invitación a la excursión montañera que llevamos tiempo posponiendo sin saber muy bien por qué. Al terminar el descenso, tomaremos a la derecha para cruzar el puente sobre el río Tirón, ya en su tramo final antes de verter sus aguas al caudaloso Ebro. Llegados al cruce frente a Bodegas Maset y Rioja Santiago, giraremos a la derecha.

Descenso grato por calle Navarra.

Los Obarenes recortándose al fondo.

Al final de calle Navarra, giraremos a la derecha para dirigirnos al Barrio de la Estación atravesando el puente sobre el río Tirón.

     Y ya estaremos sobre el objetivo.
     Correremos por Avenida Costa del Vino, bordeando Bodegas CVNE y Bodegas Ibaiondo, adentrándonos en el Barrio de la Estación, la milla de oro del vino riojano. Cogeremos, a través de alguno de los pasos para peatones, la acera de la izquierda. Y ya estaremos en el circuito señalado para nuestras series, que será el conformado por avenida Costa del Vino, calle Bilbao y calle Cantarranas. Un perímetro de 1200 metros sobre asfalto que nos permitirá entrenar velocidad, haciendo miles y recuperando al trote, o caminando, doscientos metros, aproximadamente. Y todo ello alegrando nuestra vista con el paisaje circundante. Habrá un problema, desde luego. Nos enfrentaremos a una tentación que resistir, pues pasaremos por la puerta de algún wine bar y el canto de las sirenas podría hacerse irresistible. Deberemos atarnos bien las zapatillas y seguir a lo nuestro. Lo otro…Lo podríamos posponer para después de la ducha, que no todo van a ser endorfinas fruto del esfuerzo, ¿verdad?


Objetivo a la vista, avenida Costa del Vino.

Bodegas CVNE nos darán la bienvenida al Barrio de la Estación.

La atalaya de Haro quedará a nuestra derecha.

     Costa del Vino, pasaremos frente al amplio aparcamiento del barrio de la Estación, y viraremos a la izquierda para tomar calle Estación, la que lleva precisamente hasta la estación del ferrocarril en Haro. Y ahí nos encontreremos con la dichosa cuesta de la que os he hablado. No demasiado empinada, pero larga, lo que permitirá que, además de la velocidad, trabajemos un poco la fuerza. Apretaremos dientes y dirigiremos la vista sobre los viejos adoquines, dispuestos a conseguirlo. Terminará la pendiente en la puerta de la estación, frente a las históricas Bodegas Bilbaínas, y volveremos a girar a la izquierda, enfilando una recta que nos permitirá recobrar fuerzas y retomar velocidad.


Avenida Costa del Vino, bordeando Bodegas CVNE.

Parking Barrio de la Estación. 



Al final de Costa del Vino, torceremos a la izquierda.

Gran nombre, pardiez.

Interior de Bodegas CVNE.

Calle Estación, ¡la cuesta de marras!

Al fondo a la derecha, la estación de ferrocarril de Haro. Justo enfrente, las clásicas Bodegas Bilbaínas.





Tentaciones...Y más tentaciones.

Recta para recuperar tras la dura cuesta.


     A nuestra derecha, las majestuosas secuoyas de Bodegas Bilbaínas. A nuestra izquierda, un amplio viñedo que limita con las nuevas naves de Bodegas CVNE y el skyline jarrero perfilado contra el paisaje. Fin de recta y giro a la izquierda para tomar calle Cantarranas. Y se nos alegrará la cara al comprobar que esta es cuesta abajo. A toda máquina para recuperar lo perdido subiendo y así cumplir con el tiempo de serie previsto. La bajada terminará desembocando en Costa del Vino y, según en qué punto de esta hayamos puesto el crono en marcha, ya habremos cubierto el primer mil. Así que a correr suavemente, retomando el control de la respiración para bajar pulsaciones. O bien podemos para y andar. O parar, sin más. A elección de cada cual, en función de objetivo de entreno. Eso sí, a por otra en cuanto estemos recuperados…Y vuelta a empezar.


Bodegas Bilbaínas quedarán a nuestra derecha.

Viñedos de CVNE, a nuestra izquierda.

Bonito circuito, ¿verdad?

Las imponentes secuoyas de Bodegas Bilbaínas.

Calle Cantarranas...¡Todo cuesta abajo!





Metros finales para  culminar nuestra primera serie.

Bodegas Rioja Santiago, girando a la izquierda volveremos a Costa del Vino. Tocará recuperar durante doscientos metros antes de volver a dar otra vuelta completa.

     Tras completar los miles que estimemos oportunos, volveremos a cruzar el puente sobre el Tirón, en dirección al centro de Haro. Trotando muy lentamente, pues aún nos quedará una sorpresa final: ascender la calle Navarra, una cuesta con todas las de la ley, hasta la plaza de la Paz, inicio y fin de todas nuestras rutas. Ascenderemos con mucha calma, sin prisa ninguna, sabiendo que el trabajo del entreno, las famosas series, está hecho. Así que nada de agobios. Al llegar a la plaza, los estiramientos de rigor y la preceptiva ducha.

    



Tras completar las series que creamos oportunas, volveremos a cruzar el punte sobre el río Tirón, de vuelta al centro de Haro.

Río Tirón, bañado en plata, que diría el poeta.

La cuesta de calle Navarra, último escollo antes de nuestro regreso trinfal a plaza de la Paz.


      Luego, si nos vemos con ánimo, podremos retornar al Barrio de la Estación, pero, esta vez sí,  para visitar sus fantásticos wine bars.



jueves, 25 de octubre de 2018

RUTA 18: RUTA DE LA VENDIMIA (HARO-CARABRIÑAS-HARO)

«Ganar no siempre implica vencer. Compartir no siempre implica dividir. Dar no implica necesariamente perder. Hay otros modos de conjugar»
Álex Rovira


     Lugares de interés turístico durante el recorrido: plaza de la Paz y entorno monumental, Barrio de 

la Estación y paisajes del vino.






     De valores nos hablan las frases del encabezamiento de esta nueva ruta, de conductas nobles que el hábito de correr puede lograr que adquiramos, si es que no las aplicábamos ya. Valores y conductas que la práctica cabal del deporte inocula sin que apenas nos demos cuenta. Ganar por el mero hecho de participar, compartir experiencias para que se revaloricen, la generosidad de esperar y enseñar al que acaba de incorporarse…
     Volvemos con una ruta que pretendo sea un homenaje al trabajo duro que implica la obtención del bien más preciado de Haro y comarca: el vino. Y, en especial, al que se lleva a cabo todos los años al inicio del otoño: la vendimia, ese momento en el que tras mucho mimo e ímprobo esfuerzo, el fruto se recoge y traslada a la bodega para alumbrar una nueva cosecha. El tiempo circular, virgiliano, que implica la tarea del viticultor cierra un nuevo ciclo, para inmediatamente abrir otro.
     Se trata de un recorrido grato de hacer en cualquier mes del año, desde luego, pero que puede resultar especialmente gozoso coincidiendo con el periodo de vendimia anual, pues veremos el viñedo y las bodegas en su fase de mayor actividad, o bien justo después, cuando las hojas de las viñas adquieren esos tonos rojizos que hacen del paisaje una postal espectacular.
     Para ello he trazado un itinerario que será una fiesta para nuestros sentidos en cualquier momento del año, pero especialmente, repito pensando en todos los que se acercan a pasar unos días en Haro o alrededores, justo antes o después de la vendimia. El Barrio de la Estación y sus bodegas, uno de los meandros del río Ebro a su paso por la Rioja (el que discurre entre Briñas y Haro) y el viñedo serán los protagonistas de nuestro trote. Asfalto, camino rural y tierra compactada serán el escenario por el que discurrirán nuestras pisadas. Ocho kilómetros y medio asequibles, no demasiado exigentes, con una ganancia de altura de sesenta y tres metros, ¿no vais a atreveros?

Nuestro habitual punto de partida.

     Como siempre, tras el preceptivo calentamiento, partiremos desde la plaza de la Paz, frente al ayuntamiento,  y descenderemos por la calle Navarra para atravesar el puente sobre el río Tirón, próximo a su encuentro con el Ebro. Luego giraremos a la derecha dirigiéndonos al Barrio de la Estación por la avenida Costa del Vino. Rodearemos el parking de las bodegas por la acera de CVNE, para pasar a través del puente bajo la vía del tren hasta avenida Vizcaya, un suave repecho que nos pillará exultantes de fuerzas. Ante nosotros se encontrarán las centenarias bodegas del Barrio de la Estación, con sus vistosas arquitecturas, en las que se combina, como en sus vinos, la tradición y la modernidad. El pasado y el presente. CVNE, Bodegas Bilbaínas, Muga, Viña Tondonia, Gómez Cruzado, Rioja Alta y Roda, más de cien años de pasión por la tierra y el vino nos contemplarán desde la piedra noble de sus fachadas. Nuestras zancadas pisarán suelo horadado por umbríos calaos en los que reposa (en tinos, barricas y botellas) la sabiduría vinícola de varias generaciones.


Descenderemos calle Navarra, una clásica.

Hacia el puente sobre el río Tirón.

Tras el puente, giro a la derecha, enfilando Costa del Vino.

CVNE, utilizaremos los pasos de peatones.

Parking bodegas, todavía en Costa del Vino.

Pasaremos bajo las vías del ferrocarril

Bodegas MUGA, en el corazón del Barrio de la Estación.





Ascenderemos durante unos metros.

Entrada a Rioja Alta.

López Heredia.



     Un suave repecho nos llevará al puente sobre la nacional 124 Logroño-Vitoria, tras dejar atrás Bodegas RODA y Rioja Alta. Tomaremos un camino, asfaltado en sus metros iniciales, que sale a la izquierda, que ya conoceréis si habéis realizado en alguna ocasión la ruta 2 (Haro-Briñas), sendero que nos conducirá hasta el puente gótico sobre el río Ebro. Puente cuyos restos más antiguos parecen ser del siglo XIII, siendo restaurado en el siglo XV, y en muchas otras ocasiones posteriormente. Tuvo su importancia durante siglos, pues  fue uno de los pocos puentes sobre el Ebro y formaba parte del camino de Santiago vasco del interior.
     Y la fiesta del viñedo, tras la fiesta de las bodegas, dará inicio. Camino de tierra con algún desnivel, no demasiado pronunciado, que serpenteará juguetón entre un extasiante mar de viñas, así que más que correr se podría decir que nadaremos o surfearemos. No habrá posibilidad de pérdida, la ruta está perfectamente señalizada, pues coincide con uno de los senderos del vino que parten desde Haro para solaz de caminantes, ciclistas y…Raners, faltaría. A nuestra izquierda, el Ebro nos acompañará, silencioso y tranquilo, con la calma sabia del que ha vivido mucho y no tiene prisa, lo que tenga que ser será. Escuela estoica, la del Ebro: aceptación y ataraxia. 



    


Puente sobre la nacional 124 Logroño-Vitoria. Mucho cuidado con el tráfico.

Desvío a la izquierda.

Aún será pronto para descansar, ¿no?


Todo recto rumbo al puente sobre el Ebro.

El gran protagonista de esta ruta: el viñedo.

A la izquierda, el puente medieval de Briñas. Nosotros seguiremos recto.

Dejaremos el puente, construido en piedra de sillería, a nuestra izquierda.

Otra perspectiva del puente, ¡vaya vistas!

¡Que empiece el espectáculo!



Camino perfectamente señalizado. Sin pérdida posible

Vista del puente.

El Ebro nos acompañará en todo momento, trazando un meandro en forma de herradura.

Más señalización.

Camino en buen estado.



Subiremos y bajaremos pequeños repechos.

No haremos caso a los caminos que parten del nuestro. Siempre recto.

Racimos a punto de vendimiar.

Oda a la cosecha por venir.





A nuestra derecha dejaremos lo que parecen ser restos de un antiguo santuario celta, aunque no hay datos seguros que lo avalen.



     También asomará a nuestra izquierda el pueblo de Briñas, destacando el campanario de su iglesia. Briñas es vino y vino es Briñas, como casi todas las localidades de la comarca. La historia de Briñas comenzó junto al antiguo pueblo de Dondon (hoy Carabriñas), en el que se ubicaba la mansión romana de Deobriga. Su ubicación se emplazaba, según el itinerario Antonino de Astorica a Burdigalan (de Astorga a Burdeos), junto al Ebro, donde había existido un puente que comunicaba ambas orillas y permitía continuar el tránsito que venía de las Conchas de Haro, además se cree que a través de esta ruta llegaron las primeras vides a La Rioja. En el año 1047, el pueblo de Dondon fue donado al monasterio de Leyre. En el año 1320, Briñas fue comprada por Haro y pasó a ser una aldea independiente, formando uno de los barrios más ilustres de la villa ya que sus habitantes solo eran hidalgos. En 1429, tras la expulsión de los judíos, el pueblo de Dondon desaparece y sus restos fueron arrasados y convertidos en tierras de labranza. Así quedó configurado un espacio deshabitado entre Haro y Briñas. En 1632, tras largos pleitos con Haro, se concede a Briñas el derecho a constituirse en concejo independiente.
     Sí, sí, todo eso ha pasado en este idílico entorno en el que nosotros corremos, creyendo ingenuamente que somos sus descubridores. Además de poder contemplar Briñas, a nuestra izquierda veremos las Conchas de Haro, esculpidas en piedra agreste y afilada, y frente a nosotros, la sierra Cantabria. Tanta belleza provocará que nos vengamos arriba, pero no deberemos descuidar la mirada al suelo, de trazado algo irregular en este tramo. 


A nuestra izquierda quedarán Briñas y las Conchas de Haro.

El camino virará a la derecha, acompañando el trazado sinuoso del río Ebro.

     Poco a poco, el sendero irá girando hacia la derecha y dejaremos Briñas atrás, para encarar Carabriñas, donde nos toparemos con un edificio a medio construir. Se trata de un hotel proyectado por bodegas López Heredia, pero que no llegó a concluirse. Las choperas a nuestra izquierda nos señalarán el curso del Ebro, trazando su meandro a escasos metros. El camino se hará más regular y llano desde este punto.
     A unos cientos de metros nos encontraremos con una pequeña construcción y una fuente. El viñedo nos seguirá rodeando y acompañando. 


Las choperas nos marcarán el cauce del Ebro a nuestra izquierda.

Llegando a Carabriñas.


Carabriñas.

Las vistas siempre serán un bálsamo a nuestro probable cansancio.

Edificio en construcción abandonado. Iba a ser un hotel que proyectó López Heredia.

Seguiremos camino. Llano y en buen estado.

El viñedo siempre a nuestro lado.





Pequeña construcción que quedará a nuestra derecha.

Fuente junto a la construcción.

Haro se avistará al fondo, llegados a este punto.



Vistas extraordinarias que quedarán a nuestra espalda.

A nuestra derecha...



     Y alcanzaremos la carretera Haro-Labastida, LR-212. Mucho cuidado en este punto, pues deberemos atravesar la carretera y discurrir unos treinta metros por uno de sus arcenes, hasta que un indicador nos desviará a la izquierda, volviendo de nuevo a senderos entre el viñedo. Trotaremos por un estrecho camino, con la viña a nuestra derecha y el Ebro pegado a nuestra izquierda. Y no abandonaremos este camino hasta alcanzar de nuevo el Barrio de la Estación, entrando esta vez por la rotonda que deja Rioja Alta y Muga a su derecha. Contemplaremos la recién remozada Torre Muga, así como el monumento a la vendimia que destaca en el centro mismo de la rotonda. La atalaya de Haro, con su mirador, quedará a nuestra izquierda y avenida Costa del Vino nos servirá para volver al puente sobre el río Tirón y luego ascender la calle Navarra, una buena cuestecita para rematar una estupenda salida, hasta la Plaza de la Paz, donde daremos por concluida nuestra carrera.

Indicador junto a la carretera Haro-Labastida.

¡Ojo en este punto! Deberemos correr unos treinta metros, tras cruzar la carretera, por un estracho arcén.

Inmediatamente, giraremos a la izquierda, retomando un camino entre viñedos. Está señalizado.

Señalozación del sendero.

Habrán sido apenas unos metros en la carretera, que ahora quedará a nuestra espalda y a nuestra derecha.

Indicador que nos permitirá saber que estamos en el camino correcto.

De nuevo entre viñedos.

El Ebro, otra vez a nuestro lado.



Camino a nuestra derecha que ignoraremos. Recto.

Pegados al cauce del Ebro.

Llegando a Haro.

Fieles a las señalizaciones.

Bordearemos este almacén de Bodegas Muga.

De vuelta en el Barrio de la Estación. Torre Muga nos saludará al llegar a la rotonda.

Bordearemos la rotonda por su lateral izquierdo.



Homenaje al ferrocarril, impulsor decisivo de las bodegas jarreras.

Monumento a la vendimia en la rotonda del barrio.

Torre Muga



Costa del Vino.

De nuevo el puente sobre el río Tirón.

La ya clásica subidita final por calle Navarra, momento para darlo todo y acabar nustre salida con la labor cumplida.