«Correr
es una medicina natural que enriquece el alma y nos eleva a planos superiores
de la existencia».
Álex Calabuig
Lugares de interés turístico durante el recorrido: plaza de la Paz y entorno monumental (Haro), iglesia de San Pelayo, s.XVI (Villalba de Rioja), Casa Palacio de los Ruiz del Castillo (Villalba de Rioja), Casa Palacio Cirac (Villalba de Rioja), Rollo (Villalba de Rioja), monumento en memoria del ciclista Álvaro Fernández (Villalba de Rioja), ermita de San felices (Haro).
Qué bien nos sienta salir a
correr, cómo nos ayuda a bregar con las muchas toxicidades de la cotidianidad.
Los problemas no desparecen, desde luego, pero tras un buen rato gastando suela
a las zapatillas, nos vemos reforzados para afrontarlos con nuevos bríos y
renovadas energías. Nuestro humor cambia, el rictus de preocupación se torna
distensión resolutiva. Seguro que podemos con ello. Serotonina, adrenalina,
dopamina, endorfina…El cóctel hormonal fruto de unos kilómetros de carrera se
encarga del milagro.
Toca cosa seria.
La ruta que os propongo es dura, no tanto por su longitud, como por su trazado. Son 14´30 Km, nada descabellado para una tirada larga si ya lleváis algún tiempo corriendo, pero sus cinco primeros kilómetros, los que nos llevarán desde Haro hasta Villalba, son de ascensión continua y muy pronunciada en sus tramos finales. El recorrido presenta una ganancia de altura de 290 metros. Luego, tras alcanzar Villalba, el perfil es más asequible, pero aún nos encontraremos con algún que otro tobogán que nos pondrá seriamente a prueba. Un auténtico machacacuádriceps que no todos estaréis preparados, o dispuestos, para afrontar. Totalmente comprensible. Siempre pienso en abandonar y no volver a hacer este recorrido cuando afronto, cortos pasitos de anciano y rostro desencajado, las interminables cuestas del interior de Villalba. Pero, espoleado por esa resilencia runner ganada a pulso, acabo disfrutando gracias a la belleza del entorno, y en cuanto desciendo desde la ermita de San Felices a Haro ya pienso en volver a completarla de nuevo.
La ruta que os propongo es dura, no tanto por su longitud, como por su trazado. Son 14´30 Km, nada descabellado para una tirada larga si ya lleváis algún tiempo corriendo, pero sus cinco primeros kilómetros, los que nos llevarán desde Haro hasta Villalba, son de ascensión continua y muy pronunciada en sus tramos finales. El recorrido presenta una ganancia de altura de 290 metros. Luego, tras alcanzar Villalba, el perfil es más asequible, pero aún nos encontraremos con algún que otro tobogán que nos pondrá seriamente a prueba. Un auténtico machacacuádriceps que no todos estaréis preparados, o dispuestos, para afrontar. Totalmente comprensible. Siempre pienso en abandonar y no volver a hacer este recorrido cuando afronto, cortos pasitos de anciano y rostro desencajado, las interminables cuestas del interior de Villalba. Pero, espoleado por esa resilencia runner ganada a pulso, acabo disfrutando gracias a la belleza del entorno, y en cuanto desciendo desde la ermita de San Felices a Haro ya pienso en volver a completarla de nuevo.
El recorrido discurre por
asfalto y tierra. Correremos aprovechando las calzadas de la LR-401
(Haro-Villalba) y la LR-306 (Haro-San Felices). Eso sí, esta ruta deberemos
hacerla en fin de semana, pues es el momento en que ambas carreteras presentan menos
tráfico, lo que nos permitirá correr atentos pero sin sobresaltos. Insisto en
este punto, pues especialmente la LR-306 registra en días laborables mucho
tránsito de camiones que se dirigen a la cercana cantera y entonces correr
puede convertirse en un deporte de mucho riesgo. REPITO: RUTA DE FIN DE SEMANA,
en que apenas nos cruzaremos con vehículos, NI LO INTENTÉIS EN DÍAS LABORABLES.
Ayuntamiento de Haro.
Partiremos desde la
plaza de la Paz y descenderemos la calle Navarra, un clásico en nuestras salidas,
cargados de ilusión e intactas nuestras fuerzas. Atravesaremos el puente sobre
el río Tirón y llegaremos al primer cruce, en el que giraremos a la izquierda,
dirección camping, Villalba y San Felices. Estaremos ya sobre el castigado
asfalto de la LR-306 y por él avanzaremos unos ochocientos metros —¡ojo, apenas
hay arcén en este tramo!—, hasta
desviarnos a la izquierda en la bifurcación de la que parte la LR-401, que ya
no abandonaremos hasta llegar a Villalba.
Calle Navarra, de momento cuesta abajo.
Tras cruzar el río Tirón, primer desvío a la izquierda en dirección al camping.
Aspecto estival del río Tirón.
Seguiremos el trazado de la LR-306. ¡Ojo, muy poco arcén en estos metros iniciales!
Cruce por el que tomaremos a la izquierda en dirección Villalba.
Y ahí empezará la serpenteante subida que nos va a retar. Una
zigzagueante tira de asfalto que discurre entre hermosos viñedos en subida
continuada. Pasaremos por un puente sobre la autopista Vasco-Aragonesa. Justo
frente a nosotros, contemplando nuestra garbosa ascensión, los Montes Obarenes.
Aprovechad para deleitaros con las vistas, sin despistaros por si algún coche
aislado transita en esos momentos por la carretera, así pensaréis menos en todo
lo que os queda por subir.
No hay pérdida posible, no
abandonaremos la LR-401 hasta que las primeras casas de Villalba acojan nuestro
extenuado cuerpo.
Asfalto en ascenso que nos llevará hasta Villalba.
Granja que dejaremos a nuestra derecha.
Por suerte, es una carretera con escaso tráfico, especialmente los fines de semana.
El viñedo estará omnipresente en esta ruta.
Frente a nosotros, los Montes Obarenes.
Diferentes panorámicas que podremos contemplar si el sudor no nubla nuestra visión. No dejaremos de subir en estos primeros kilómetros.
Nada más llegar a Villalba podríais tener la tentación de pensar que lo
peor ya ha pasado. Siento decepcionaros. Nos quedarán las rampas más pendientes
y exigentes, justo las que discurren por el interior del recoleto y bello
pueblo. Nada más acceder a sus calles, tendremos dos opciones, dos vías a cual más empinada frente a nosotros. Cogeremos la de la izquierda,
que es la prolongación de la LR-401,
y…Subiremos, no queda otra. Camino del cielo del sufrido corredor a pie,
previo paso por un purgatorio en forma de cuesta sin fin. Esta vía por la que iremos se corta
con la calle Ermita. En esa intersección, viraremos a la derecha, para
seguir…¡Subiendo! Ahora la calle Pedro Ruíz Castillo, que nos llevará hasta la plaza Cdad. De
Mendoza…¡Punto culminante de esta durísima
subida! Desde ahí, bajaremos por el camino del cementerio, abandonando
Villalba, sintiéndonos como esos legendarios héroes del Tour que han culminado
el Tourmalet en solitario y se lanzan en tromba en el descenso. Pero no os
dejéis llevar en exceso y guardad las pocas fuerzas que vayan quedando, aún nos
aguardarán algunos repechos rigurosos, ¡y un montón de kilómetros!
Este pago de Bodegas Muga nos anunciará la llegada a Villalba.
A la derecha, las primeras casas del pueblo. A la izquierda , el barrio de las bodegas.
Al entrar en el pueblo, la pendiente se acentúa.
Al llegar a este cruce, giraremos a la derecha por calle Ermita.
¡Camino al cielo!
Calle Pedro Ruíz Castillo.
Zancada corta y fuerte braceo.
Al fondo, plaza Cdad. de Mendoza, punto culminante de nuestra interminable ascensión.
Camino del cementerio, por fin una bajada.
¡Cómo lo agradecerán las piernas!
Al llegar al cementerio, seguiremos recto por el camino de tierra.
Al dejar Villalba atrás, cambiaremos el asfalto por el camino de tierra,
el firme está en buen estado, así que no harán falta demasiadas precauciones. A
nuestra derecha, si la climatología lo permite, podremos contemplar el extenso
valle que va desde los Montes Obarenes hasta la Sierra de la Demanda, con el
pico San Lorenzo como atalaya privilegiada en la lejanía. Los viñedos nos rodearán,
extendiéndose y envolviendo el núcleo urbano de Haro, que también podremos
contemplar desde nuestro extraordinario mirador natural.
«En el
agua de la fuente se demoran las nupcias del cielo y de la tierra, y estas se
demoran en el vino, que da el fruto de la vid, donde se confían el uno al otro
lo alimenticio de la tierra y el sol del cielo»
Martin
Heidegger
A pocos kilómetros encontraremos un cruce
que ignoraremos, siguiendo todo recto, enfilando en dirección hacia las Conchas
de Haro, con la Sierra Cantabria como claro referente frontal. Poco a poco el
camino se irá estrechando y tendremos que salvar algunas rampas que nos irán
introduciendo en terreno más montañoso, pero sin dificultad para nuestra
carrera más allá del cansancio acumulado. El sendero se hará algo más sinuoso y
retomaremos el asfalto, lo que querrá decir que ya estaremos cerca de los
Riscos de Bilibio y, por tanto, de la
ermita de San felices. El sonido del tráfico procedente de la autopista
Vasco-Aragonesa será la señal. Cruzaremos la autopista por segunda vez,
atravesando el correspondiente puente, y alcanzaremos los riscos. Los que no
seáis de la zona haríais bien en interrumpir el trote para ascender, caminando,
hasta la ermita, declarada mejor rincón de España 2014 por la guía Repsol de
viajes. Podréis contemplar cómo el Ebro entra en la Rioja a través de las
Conchas de Haro, unas vistas panorámicas espléndidas del valle y las campas en
las que se celebra todos los años la incruenta y divertidísima Batalla del Vino, el día de San Pedro (29 de junio).
Superficie en muy buen estado.
Paisajes del vino que nos ayudarán a recuperar.
Cruce de caminos. Seguiremos recto, con la Sierra Cantabria al fondo.
Haro en la lejanía.
No os confiéis y guardad fuerzas. Os harán falta.
El camino se irá estrechando y el paisaje se tornará montañoso.
Volviendo a subir.
Los Riscos de Bilibio, dos torres vigía naturales.
La autopista Vasco-Aragonesa a la derecha y abajo.
Vista espectacular de los riscos, una Torre de Babel culminada con la estatua dedicada al San Felices.
Puente sobre la autopista Vasco-Aragonesa por el que pasaremos al otro lado.
Una vez atravesado el puente tendremos dos opciones: girando a la izquierda subiremos hasta la ermita y las campas donde se celebra la famosa Batalla del Vino, si lo hacemos a la derecha, iniciaremos el descenso a Haro.
El que opte por la ermita que sepa que se encontrará una nueva...¡Subida!
Ermita de San Felices.
Estatua de San felices.
Tras el inciso, tocará
descender. Aunque habremos de estar precavidos, pues los primeros metros son de
bajada acusada y habrá que estar atentos, para no caernos e intentar que
nuestras rodillas no sufran demasiado. El paisaje montañoso volverá a dar paso
al sempiterno viñedo, al tiempo que la pendiente se va suavizando
paulatinamente.
Nos incorporaremos entonces a
la LR-306, que nos conducirá hasta Haro entre alguno de los pagos vinícolas más
conocidos de la comarca. No os confiéis, aún nos aguardarán algunos desniveles en
los que tendremos que apretar dientes y echar mano de las ya escasas fuerzas.
Llegaremos a Haro y atravesaremos el puente sobre el Tirón, exhaustos y con
nuestras piernas demandando clemencia, pero…¡Aún tendremos que ascender la
empinada calle Navarra para llegar a la plaza de la Paz! Punto final de una
ruta muy dura y exigente, por lo que será conveniente una buena sesión de
estiramientos y una rápida ingesta de líquidos y sólidos que nos faciliten una
pronta recuperación.
¡Ojo a la bajada que estaremos cansados!
Al fondo, entre la neblina provocada por el calor, Haro reclamando nuestro triunfal regreso.
Bajando y bajando, ¡por fin!
El fin de semana el tráfico es escaso. Aún así, extremad las precauciones. Corred por vuestra izquierda.
Los pagos vinícolas se irán sucediendo.
Las vistas serán un permanente reclamo que suavizará el cansancio provocado por el esfuerzo.
Viñedo en verano.
Aún nos encontraremos con algún repecho traidor que acabará de exprimirnos.
LR-306
De vuelta en Haro.
Puente sobre el Tirón.
Y, como remate, la calle Navarra en ascenso. Ya avisé, ruta muy exigente.
¡La siguiente será facilita, para compensar!