viernes, 27 de noviembre de 2015

RUTA 4: AYUNTAMIENTO-MAZO-JARDINES DE LA VEGA

El solo hecho de correr una hora todos los días, asegurándome con ello un tiempo de silencio sólo para mí, se convirtió en un hábito decisivo para mi salud mental (…) corro para lograr el vacío”
De qué hablamos cuando hablamos de correr  Haruki Murakami


Lugares de especial interés turístico en el recorrido: Plaza de la Paz y entorno monumental, La Herradura, iglesia parroquial de Santo Tomás, mirador de El Pardo, parque de El Mazo, Estación Enológica de Haro, jardines de la Virgen de la Vega, basílica de Nuestra Señora de la Vega y miradores en calle de la Vega.






     
     Bueno, tras un par de recorridos de cierto nivel, especialmente exigente el último, toca moderar esfuerzos, que tampoco nos esperan en Río el año que viene. Así que esta cuarta ruta va a ser sencilla. Solo 6´26 kilómetros sobre asfalto, casi en su totalidad, de trazado llano, a excepción de los primeros metros que tendrán que salvar cierto desnivel valiéndose de unas escaleras (que pueden ser utilizadas para ejercicios de fuerza, si os veis con ánimo y disponéis de tiempo).
     Aprovecho para recordar que todos los trayectos tienen origen y final en el mismo punto, la Plaza de la Paz, lo que nos permitirá efectuarlos en un sentido u otro una vez los conozcamos. Esa ligera variación puede introducir más novedades de las que creemos. No en el paisaje, desde luego, pero sí en la forma de afrontar el perfil del entrenamiento.

     Partiremos desde la Plaza de la Paz, subiendo en esta ocasión la calle Santo Tomás en dirección a la iglesia. ¿Haciendo deporte por La Herradura? Así compensaremos y expiaremos debilidades del espíritu y de la carne, de las que tanto saben estas calles y estas acogedoras tabernas. Nos apoyamos en Séneca: «El vino lava nuestras inquietudes, enjuga el alma hasta la raíz y, entre otras ciertas virtudes, asegura la curación de la tristeza». Lo habitual es que pateemos esta popular zona de Haro en busca de placeres enológicos y gastronómicos, por lo que nos resultará extraño recorrerla en pantalón corto y zapatillas. Atrevámonos, sorprendamos en esta ocasión a los camareros siendo capaces de pasar de largo, ¡y corriendo!

Salida bajo los arcos del ayuntamiento.

El ilustrativo mural que nos saludará al inicio de nuestro recorrido por La Herradura. Un homenaje al cuadro «Costumbres jarreras» del pintor local Enrique Paternina.

                                Calle Santo Tomás, con el campanario de la iglesia al fondo.
     
     Al alcanzar el pétreo y enhiesto campanario de la iglesia de Santo Tomás (no os perdáis la joya artística enmarcada en la portada ,obra de Felipe de Biguerni ) , tomaremos la escalera a la izquierda y subiremos hasta la Atalaya. Emularemos a Rocky Balboa y ascenderemos los peldaños con vigor y agilidad. Será la mayor dificultad cuesta arriba del recorrido y nos pillará fríos, pero pletóricos de fuerzas. Si el tiempo y las ganas nos lo permitieran, podríamos utilizar estas escaleras para practicar algún ejercicio de fuerza o hacer repeticiones. Iniciaremos entonces por la calle Berones un descenso hasta el mirador de El Pardo. Las espectaculares vistas del Ebro, Labastida y Sierra Cantabria servirán sin duda como bomba de oxígeno adicional que nos ayudará a recuperar sin contratiempos. Corremos, entre otras razones, para disfrutar de esos momentos. Ese placer que nos invade tras comprobar que hemos superado el punto de máxima exigencia física y todo funciona perfectamente. El corazón bombea enérgico, nuestras piernas avanzan ufanas y briosas, el aire se expande en nuestros pulmones, y el mundo nos saluda desde un entorno privilegiado, del que somos parte indisoluble en ese mágico instante. ¡Y no habremos hecho más que empezar!

Espectacular portada de Felipe de Biguerni.

¿Recordáis a Rocky Balboa y sus carreras escaleras arriba?

¡Ahí está! Cuando el running se llamaba footing y se corría con sudaderas grises. ¡Qué lejos quedaban las sofisticadas prendas técnicas y de compresión que hoy nos parecen imprescindibles!

Descenderemos por la calle Berones.

El Barrio de la Estación desde el Mirador de El Pardo.

Otras vistas desde el mismo lugar.

     Seguiremos por la calle Siervas de Jesús y giraremos por Dos de Mayo. Llegaremos a Linares Rivas, desde  la que nos alejaremos del centro urbano en dirección a las afueras. Trote tranquilo. Alcanzaremos el recoleto parque de Iturrimurri, que podremos atravesar pisando césped o bien por la acera. A elección según sensaciones, esa infalible brújula a cuyos caprichos hay que rendirse para garantizar el disfrute de la carrera. Continuaremos por calle Diputación hasta la rotonda entre el cuartel de la Guardia Civil y el nuevo tanatorio. Atravesaremos la carretera de Logroño por alguno de los pasos de cebra. Mucha precaución. Hemos de ser conscientes de que no debemos cruzar calles y carreteras por donde nos apetezca, sino por los lugares en los que tenemos preferencia y arriesgamos menos. Salvedad hecha, claro, de aquellos sitios en los que no existe esa posibilidad. Ahí a extremar precauciones y medir distancias y fuerzas. Evita las imprudencias.

Calle Dos de Mayo

Nos alejaremos del centro por Linares Rivas.

Parque de Iturrimurri

Calle Diputación

Al final de Diputación se ve la rotonda que nos llevará hasta Miguel de Cervantes.

Miguel de Cervantes, camino de El Mazo.

     Ya en Miguel de Cervantes, llegaremos hasta el parque de El Mazo, el Central Park jarrero. Un espacio de ocio familiar en un entorno excepcional, un remanso en el que la luz matiza los colores según hora del día y estación del año. Una gozosa clase práctica para aficionados al impresionismo pictórico. Una invitación al paseo sosegado y meditabundo, la merienda bulliciosa con los pequeños o la práctica del deporte. Rodearemos el parque dándole una vuelta completa (cabe la posibilidad de ampliar el número si nos seduce el embeleso), así pisaremos algo de césped y de tierra, añadiendo un poco de variedad a nuestra salida. 

Seguiremos por Miguel de Cervantes hasta la altura del frontón.

Aprovecharemos el paso de peatones para acercarnos hasta el parque.

Parque de El Mazo

Un buen lugar para iniciar el rodeo pedestre.

Se haca camino al correr.

Iremos rodeando el parque.


Sinfonía de colores realzados por la luz.


     Luego seguiremos Miguel de Cervantes hasta su final, justo frente a la antigua bodega Paternina. Cogeremos avenida San Millán en dirección a la plaza de toros y giraremos a la izquierda en la primera rotonda. Estaremos en la calle Nuestra Señora de Begoña, por la que avanzaremos prestos y entusiastas. Entonces, tras haber cruzado con precaución la nacional 126 a Santo Domingo, nos toparemos con Bretón de los Herreros. Iremos exultantes, un recorrido sin dificultades. Terreno llano en el que sentiremos la tentación constante de acelerar. La llamada del guepardo incitándonos. Así que podríamos aprovechar para practicar cambios de ritmo, que vamos camino de ser unos auténticos profesionales.

Tras dar la vuelta al parque, podremos repetir si nos apetece, enfilaremos Miguel de Cervantes hasta su final.

Tomaremos avenida San Millán frente a la antigua bodega Paternina.

En la primera rotonda nos desviaremos por Virgen de Begoña.



Atravesaremos la carretera nacional y seguiremos recto.

Al llegar a Bretón de los Herreros, giraremos a la derecha en dirección al centro.



     Bretón de los Herreros nos llevará al cruce con Ingenieros del MOPU, bien reconocible por los semáforos y el tráfico. Allí tomaremos el estrecho camino que delimita la urbanización Alto Santo Domingo, por el que llegaremos a la pasarela peatonal que cruza Ingenieros del MOPU. Tras pasarla, entraremos a los Jardines de la Vega, siempre cuidados y vistosos, desde donde nuestras seguras zancadas nos conducirán a la calle Virgen de la Vega. Allí, los llamativos  miradores saludarán nuestro atlético porte hasta alcanzar de nuevo la Plaza de la Paz. 
     Tocará respirar hondo y  estirar. 
     Seguro que esta vez te quedarás con ganas de más. 
     A veces, debe ser así.


Avanzaremos por Bretón de los Herreros.

Cruce con Ingenieros del MOPU. Tomaremos el camino a la izquierda.

Podremos intentar cambios de ritmo. El terreno lo facilita.

La pasarela peatonal que deberemos cruzar.

Los vistosos Jardines de la Vega.

Los miradores en calle de la Vega, próximo ya el final de nuestra ruta.

A estirar. Tocará contenerse si tenemos ganas de más.

domingo, 15 de noviembre de 2015

RUTA 3: HARO-ANGUCIANA-HARO


«Y entonces sucede el milagro: durante un breve instante, uno logra aferrarse a una sensación que le envuelve en la única realidad y honestidad existentes en el mundo, y descubre que nunca podrá ir más allá de aquellas sensaciones; que no podrá ser más real que en ese momento en el que ha sentido en primera persona la soledad del corredor del fondo».         

La soledad del corredor de fondo, Alan Sillitoe


Lugares de especial interés turístico en el recorrido: Plaza de la Paz de Haro y entorno monumental, paisajes de Atamauri y Zarzuela, Torre Fuerte de Anguciana, parque de Vista Alegre, jardines de la Vega, basílica de Nuestra Señora de la Vega y miradores en calle de la Vega.




     ¿Quién dijo miedo?
     Ya llevamos muchos meses ejerciendo de «neo-raners», así que podemos intentar dar el siguiente paso. Algo más difícil, que no se diga. ¿No es este el deporte de los retos constantes? ¿De la superación? ¿De los desafíos?  ¿De las metas? Pues vamos a atrevernos con una  nueva ruta que ya podemos calificar de exigente. De las que engordan egos y criban entre «auténticos» y «advenedizos puntuales».
     Haro-Anguciana-Haro. Ida por el camino de Atamauri y vuelta por la margen derecha del Tirón. 12´05 kilómetros, la mayor parte de los cuales discurren por caminos de tierra, aunque habrá algo de asfalto al principio y al final.
     Que sí, no lo dudes. Puedes hacerlo.
     Acompáñame.
     Como es habitual, salida frente al ayuntamiento y descenso por la calle Navarra. Atravesaremos el Tirón por su transitado puente y giraremos a la izquierda, en dirección al camping. Justo antes de llegar a sus instalaciones, nos desviaremos a la derecha por un estrecho camino de tierra que serpentea entre huertas y campos de cultivo. Podremos oír el crujido seco de las piedras bajo nuestros pies, un contrapunto que nos permitirá acompasar zancadas y respiración. Sin prisas, hay que entrar en la ruta poco a poco, como si de un baño de agua fría se tratase.


Rumbo al camping.

Nos desviaremos a la derecha.


     Llegaremos a un cruce, entre dos fincas valladas, en el que tomaremos el sendero a la derecha. 

Tomaremos el camino a la derecha.



     Este camino nos llevará hasta la carretera entre Haro y Villalba, por la que trotaremos, con mucho cuidado, unas decenas de metros. Seguiremos dirección Villalba y torceremos a la izquierda ante una señal en la que leeremos «Vivero- Prado Arrauri». Volveremos a pisar tierra. Pasaremos el puente sobre la autopista Vasco-Aragonesa y nos dirigiremos a la presa de Arrauri. 

Carretera a Villalba, que abandonaremos girando a la izquierda.

Pisaremos terreno irregular.No olvidéis mirar al suelo.

Al fondo, el puente sobre la autopista.


     Si el día es caluroso, el refrescante sonido de la cascada en la presa nos ayudará a aliviarlo. Iniciaremos una ascensión no demasiado pronunciada, sin abandonar en ningún momento el camino que nos ha llevado hasta ahí. En este tramo abundan las piedras y los surcos provocados por las aguas de la lluvia  al descender, así que atentos a la pisada para evitar sustos. 
Camino a la derecha de la presa por el que seguiremos ruta.
 Siempre al frente, en ligera ascensión.


     Avanzaremos con los Jembres vigilándonos, cada vez más próximos. Los viñedos de Villalba a la  derecha, ajenos a nuestros jadeos. Un paisaje que varía según la estación del año, pero que siempre resulta evocador y atractivo a la vista. Subiremos sin forzar el ritmo, pues nos quedará más de la mitad del recorrido, así que aprovecharemos para dejar que nuestra mente desconecte del ruido de lo cotidiano y se concentre en nuestros movimientos, nuestra respiración. El chasquido de nuestras pisadas sobre el accidentado terreno. Esos momentos en que correr nos vuelve a hacer conscientes de que somos un cuerpo. Un cuerpo al fin libre, en movimiento.
     …Y algo exhausto cuesta arriba. Pero todas las subidas, bien que lo sabemos, tarde o temprano  terminan. Incluso la mayoría se convierten en bajadas. Y eso sucederá en un cruce al que habremos de estar atentos. Cuando descubramos por una señal que el camino por el que llevamos rato corriendo cambia el nombre de Atamauri por el de Las Llanas, lo abandonaremos cogiendo el desvío a la izquierda, que ya nos permitirá avistar las primeras casas de Anguciana no demasiado lejos, ¡y será cuesta abajo! Así que a recuperar. 

No abandonaremos el camino principal desde la presa.

Al fondo, los Jembres.

Entre viñedos.

Llegaremos al cruce y giraremos a la izquierda. Se acabará la subida, lo agradecerán  nuestros sufridos cuádriceps.


Bajando rumbo a Anguciana.

Las primeras casas de Anguciana, al fondo.


     Entraremos a Anguciana por la larga calle Galbárruli, hasta llegar a la rotonda junto al bar Refugio. Allí giro a la izquierda. Atravesaremos el puente sobre el río Tirón y por la corta calle Puente accederemos a la plaza Constitución. Justo antes de chocar contra el edificio del ayuntamiento, cogeremos una pequeña callecita a la derecha y luego giraremos por la primera a la izquierda, avenida de La Rioja, que también abandonaremos en el primer cruce, tomando el sendero de la derecha, por el que nos adentraremos en el camino de la Zarzuela. El río Tirón quedará a nuestra izquierda, oculto entre la alta arboleda. A nuestra derecha y al fondo, el tentador barrio de las bodegas de Anguciana. 
     Todo recto y a dejarnos llevar. 
Rotonda frente a bar Refugio. Viraremos a la izquierda.

Puente sobre el Tirón y Torre Fuerte de Angucina a la vista.

Plaza del ayuntamiento. Correremos hasta casi chocar con la iglesia. Solo casi...¿eh?

Buscaremos calle Rioja.

A por el camino de La Zarzuela.


Paisajes evocadores que nos llenarán de oxígeno y de paz.


Giro a la izquierda, buscando el acuático arrullo del Tirón.

     Alcanzaremos la presa de Arrauri de nuevo, pero esta vez en su margen opuesta. Ahora podremos contemplarla en riguroso primer plano. Inmediatamente pasaremos de nuevo la autopista Vasco-Aragonesa, en esta ocasión lo haremos por debajo de un puente, y nada más traspasarla cogeremos el camino a la derecha, que poco a poco nos acercará a la última ascensión de nuestra ya larga ruta, como bien nos irán indicando las piernas, pesadas como bloques de cemento. 

Vistas de la presa.

Pasaremos bajo la autopista. Luego giro a la derecha.

     Justo al llegar a la carretera de Anguciana, torceremos a la izquierda, internándonos por el parque de Vista Alegre, que cruzaremos hasta llegar a los Jardines de la Vega. Desde allí seguiremos por la calle de la Vega, bufando ya como animales desfallecidos, hasta la Plaza de la Paz, donde finalizará nuestro duro entrenamiento.
     Prueba superada.

Volveremos por Vista Alegre.

Jardines de la Vega.

Llegada al punto de partida. Un día exigente, de los que gratifican y elevan la autoestima. Eso sí, una vez recuperado el resuello.