domingo, 15 de noviembre de 2015

RUTA 3: HARO-ANGUCIANA-HARO


«Y entonces sucede el milagro: durante un breve instante, uno logra aferrarse a una sensación que le envuelve en la única realidad y honestidad existentes en el mundo, y descubre que nunca podrá ir más allá de aquellas sensaciones; que no podrá ser más real que en ese momento en el que ha sentido en primera persona la soledad del corredor del fondo».         

La soledad del corredor de fondo, Alan Sillitoe


Lugares de especial interés turístico en el recorrido: Plaza de la Paz de Haro y entorno monumental, paisajes de Atamauri y Zarzuela, Torre Fuerte de Anguciana, parque de Vista Alegre, jardines de la Vega, basílica de Nuestra Señora de la Vega y miradores en calle de la Vega.




     ¿Quién dijo miedo?
     Ya llevamos muchos meses ejerciendo de «neo-raners», así que podemos intentar dar el siguiente paso. Algo más difícil, que no se diga. ¿No es este el deporte de los retos constantes? ¿De la superación? ¿De los desafíos?  ¿De las metas? Pues vamos a atrevernos con una  nueva ruta que ya podemos calificar de exigente. De las que engordan egos y criban entre «auténticos» y «advenedizos puntuales».
     Haro-Anguciana-Haro. Ida por el camino de Atamauri y vuelta por la margen derecha del Tirón. 12´05 kilómetros, la mayor parte de los cuales discurren por caminos de tierra, aunque habrá algo de asfalto al principio y al final.
     Que sí, no lo dudes. Puedes hacerlo.
     Acompáñame.
     Como es habitual, salida frente al ayuntamiento y descenso por la calle Navarra. Atravesaremos el Tirón por su transitado puente y giraremos a la izquierda, en dirección al camping. Justo antes de llegar a sus instalaciones, nos desviaremos a la derecha por un estrecho camino de tierra que serpentea entre huertas y campos de cultivo. Podremos oír el crujido seco de las piedras bajo nuestros pies, un contrapunto que nos permitirá acompasar zancadas y respiración. Sin prisas, hay que entrar en la ruta poco a poco, como si de un baño de agua fría se tratase.


Rumbo al camping.

Nos desviaremos a la derecha.


     Llegaremos a un cruce, entre dos fincas valladas, en el que tomaremos el sendero a la derecha. 

Tomaremos el camino a la derecha.



     Este camino nos llevará hasta la carretera entre Haro y Villalba, por la que trotaremos, con mucho cuidado, unas decenas de metros. Seguiremos dirección Villalba y torceremos a la izquierda ante una señal en la que leeremos «Vivero- Prado Arrauri». Volveremos a pisar tierra. Pasaremos el puente sobre la autopista Vasco-Aragonesa y nos dirigiremos a la presa de Arrauri. 

Carretera a Villalba, que abandonaremos girando a la izquierda.

Pisaremos terreno irregular.No olvidéis mirar al suelo.

Al fondo, el puente sobre la autopista.


     Si el día es caluroso, el refrescante sonido de la cascada en la presa nos ayudará a aliviarlo. Iniciaremos una ascensión no demasiado pronunciada, sin abandonar en ningún momento el camino que nos ha llevado hasta ahí. En este tramo abundan las piedras y los surcos provocados por las aguas de la lluvia  al descender, así que atentos a la pisada para evitar sustos. 
Camino a la derecha de la presa por el que seguiremos ruta.
 Siempre al frente, en ligera ascensión.


     Avanzaremos con los Jembres vigilándonos, cada vez más próximos. Los viñedos de Villalba a la  derecha, ajenos a nuestros jadeos. Un paisaje que varía según la estación del año, pero que siempre resulta evocador y atractivo a la vista. Subiremos sin forzar el ritmo, pues nos quedará más de la mitad del recorrido, así que aprovecharemos para dejar que nuestra mente desconecte del ruido de lo cotidiano y se concentre en nuestros movimientos, nuestra respiración. El chasquido de nuestras pisadas sobre el accidentado terreno. Esos momentos en que correr nos vuelve a hacer conscientes de que somos un cuerpo. Un cuerpo al fin libre, en movimiento.
     …Y algo exhausto cuesta arriba. Pero todas las subidas, bien que lo sabemos, tarde o temprano  terminan. Incluso la mayoría se convierten en bajadas. Y eso sucederá en un cruce al que habremos de estar atentos. Cuando descubramos por una señal que el camino por el que llevamos rato corriendo cambia el nombre de Atamauri por el de Las Llanas, lo abandonaremos cogiendo el desvío a la izquierda, que ya nos permitirá avistar las primeras casas de Anguciana no demasiado lejos, ¡y será cuesta abajo! Así que a recuperar. 

No abandonaremos el camino principal desde la presa.

Al fondo, los Jembres.

Entre viñedos.

Llegaremos al cruce y giraremos a la izquierda. Se acabará la subida, lo agradecerán  nuestros sufridos cuádriceps.


Bajando rumbo a Anguciana.

Las primeras casas de Anguciana, al fondo.


     Entraremos a Anguciana por la larga calle Galbárruli, hasta llegar a la rotonda junto al bar Refugio. Allí giro a la izquierda. Atravesaremos el puente sobre el río Tirón y por la corta calle Puente accederemos a la plaza Constitución. Justo antes de chocar contra el edificio del ayuntamiento, cogeremos una pequeña callecita a la derecha y luego giraremos por la primera a la izquierda, avenida de La Rioja, que también abandonaremos en el primer cruce, tomando el sendero de la derecha, por el que nos adentraremos en el camino de la Zarzuela. El río Tirón quedará a nuestra izquierda, oculto entre la alta arboleda. A nuestra derecha y al fondo, el tentador barrio de las bodegas de Anguciana. 
     Todo recto y a dejarnos llevar. 
Rotonda frente a bar Refugio. Viraremos a la izquierda.

Puente sobre el Tirón y Torre Fuerte de Angucina a la vista.

Plaza del ayuntamiento. Correremos hasta casi chocar con la iglesia. Solo casi...¿eh?

Buscaremos calle Rioja.

A por el camino de La Zarzuela.


Paisajes evocadores que nos llenarán de oxígeno y de paz.


Giro a la izquierda, buscando el acuático arrullo del Tirón.

     Alcanzaremos la presa de Arrauri de nuevo, pero esta vez en su margen opuesta. Ahora podremos contemplarla en riguroso primer plano. Inmediatamente pasaremos de nuevo la autopista Vasco-Aragonesa, en esta ocasión lo haremos por debajo de un puente, y nada más traspasarla cogeremos el camino a la derecha, que poco a poco nos acercará a la última ascensión de nuestra ya larga ruta, como bien nos irán indicando las piernas, pesadas como bloques de cemento. 

Vistas de la presa.

Pasaremos bajo la autopista. Luego giro a la derecha.

     Justo al llegar a la carretera de Anguciana, torceremos a la izquierda, internándonos por el parque de Vista Alegre, que cruzaremos hasta llegar a los Jardines de la Vega. Desde allí seguiremos por la calle de la Vega, bufando ya como animales desfallecidos, hasta la Plaza de la Paz, donde finalizará nuestro duro entrenamiento.
     Prueba superada.

Volveremos por Vista Alegre.

Jardines de la Vega.

Llegada al punto de partida. Un día exigente, de los que gratifican y elevan la autoestima. Eso sí, una vez recuperado el resuello.

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